lunes, 11 de noviembre de 2013

Dilma viene a ‘pechar’


La visita oficial que Dilma Rousseff inicia hoy en Lima es el último intento del mercantilista Brasil S.A. para lograr que Ollanta vuelva al redil del que escapó cuando, tras ser elegido, abandonó a quienes financiaron y apoyaron (vía Favre) su campaña a cambio de obras públicas, compra de armamento (aviones Tucanos de Embraer y blindados Cascavel), construcción de hidroeléctricas como Iñambari para saciar el consumo brasileño, sujeción a la política brasileña antiyanqui en Unasur y la entrega del circuito de gas de Camisea, que consistía en que el brasileño Petrobras lo extraía, la brasileña Odebrecht lo transportaba y la brasileña Braskem los volvía plásticos en una proyectada petroquímica en Ilo, para luego enviarlos a Sao Paulo por la Interoceánica Sur, ese hasta ahora elefante blanco que la brasileña Odebrecht construyó con más de US$1,000 millones de los ingenuos peruanos y con la sonrisa de Toledo.


Como con la izquierda, el políglota Ollanta abandonó a su otrora promotor brasileño y cambió el portugués por el inglés y el coreano (y ahora último por el francés). Por eso Dilma suspendió dos visitas a Lima y ha venido esta vez con las amenazas de que Petrobras se va de Camisea y con la oferta de otro elefante blanco para beneficiar a los constructores brasileños, que es un descabellado ferrocarril.

Brasil S.A. vive un momento especial: mientras se derrumba la falacia de que iba a ser pronto una potencia con ese cuentazo del BRIC y mientras su hombre más rico, Elke Batista, quiebra, el lulismo y sus empresarios devoran el festín de las Olimpiadas y del Mundial. Ojalá Humala no les haga caso y se queden nomás con su protegida Villarán. Escribir contra ellos ya me costó un querido empleo, pero como peruano no me gusta ser vasallo de otro país.

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