martes, 10 de septiembre de 2013

Resquiescat pater





Nota: Este blog recopilatorio extiende su sentido pésame a aldo por su reciente pérdida.


Lope de Vega comentaba que la elegía Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, “merecía estar escrita en letras de oro”. Releo en estos duros momentos este clásico, escrito por un conmovido soldado luego de que su padre muere de un cáncer facial.


 El mismo Manrique fallece aún joven, en 1479, pero estas dolidas y sencillas 40 coplas le otorgaron la inmortalidad que él deseó para su progenitor. Transcribo libremente algunas:
“Recuerde el alma dormida/avive el seso y despierte/contemplando/cómo se pasa la vida/cómo se viene la muerte/tan callando/cuán presto se va el placer/cómo, después de acordado/da dolor/cómo, a nuestro parecer/cualquier tiempo pasado fue mejor (…) Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar/que es el morir/allí van los señoríos/derechos a acabarse y consumir/allí los ríos caudales/allí los otros medianos y más chicos y llegados/son iguales los que viven por sus manos y los ricos (…)/ Partimos cuando nacemos/andamos mientras vivimos/y llegamos al tiempo que fenecemos/así que cuando morimos/Descansamos (…)Ved de cuán poco valor/son las cosas tras que andamos y corremos (…) /De ellas deshace la edad (…)/ ¿Decidme?/la hermosura y gentil frescura y tez de la cara/el color y la blancura/cuando viene la Vejez/¿Cuál se para? (…)/¿Qué se hizo del rey don Juan?/¿Los Infantes de Aragón…¿Qué se hicieron?/¿Qué fue de tanto galán?/¿Qué de tanta invención que trajeron?/¿Fueron sino devaneos? (…)/Vino la Muerte a llamar a su puerta diciendo: “Buen caballero/dejad al mundo engañoso/ y a su halago/Vuestro corazón de acero/ muestre su esfuerzo famoso/en este trago” (…)/Cercado de su mujer/y de sus hijos/dio el alma a quien se la dio (…)/Que aunque la vida perdió/dejónos harto consuelo su memoria”.

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