Leo las protestas de las universidades públicas en defensa de “su autonomía” y sonrío. ¡Si algo debería acabarse en el sector educativo superior estatal son esas argollitas! Son un desastre en lo administrativo y pedagógico, dando una pésima enseñanza (¡un nido es mejor que la San Antonio de Abad!) o no preparando a la gente en las carreras que realmente demanda el país (o si no en terrorismo, como antes la San Cristóbal de Huamanga…). Y todo con nuestros impuestos.
Pero tampoco el inepto Minedu debería
gestionarlas. Lo más cuerdo sería concesionarlas a agentes privados
experimentados (imagínense a MIT administrando a la UNI)
a cambio de una retribución, sin, por supuesto, afectar para nada el
necesario subsidio al estudiante inteligente sin recursos. Pero no una
gratuidad al 100%. Ese subsidio debe tratarse como un préstamo muy
blando y a muchos años para pagarse durante la vida profesional.
No conozco al Sr. Manuel Delgado, pero copio
su reciente carta a Caretas, donde aclara sobre falsos valores
santificados: “Pregunto: ¿El mérito de JDC de
ser consecuente con sus ideas es positivo o negativo? Dos ejemplos.
Sybila Arredondo (nota: senderista convicta y confesa), viuda de José
María Arguedas, fue capturada en la década del 80 con un auto lleno de
materiales explosivos. JDC encabezó un
colectivo solicitando su inmediata liberación. Después, durante las
elecciones de 1990, a Fujimori le descubren 25 casas que había vendido
sin pago de impuestos. A JDC se le pregunta si
apoyaría una comisión investigadora y su respuesta fue: “¿Aquí es más
importante vencer a la burguesía”. Y eso que no enumero sus ideas
contrarias a la inversión. ¿Abimael Guzmán y Alberto Fujimori por ser
consecuentes tienen mérito?”.
101% de acuerdo… ¡No a los falsos ídolos o a la falsificación de la historia!
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