lunes, 10 de febrero de 2014

¡Chau vacas gordas!


Mientras miro a la gente viviendo el verano, me pregunto cuántos se percatarán del tsunami que viene desde EE.UU., a esa cadena de salidas violentas de capital y consiguientes devaluaciones que ya están sacudiendo a muchos países (Argentina, Turquía, Brasil, Rusia, Venezuela) desde que han anunciado el fin de la era del dólar barato por las mensuales compras de papeles-valores por parte de la FED (banco central gringo) para reanimar su economía.

La FED ya siente que la economía yanqui está comenzando a desperezarse (la reciente ola de frío la frenó un poco) tras un largo estancamiento –sobre todo el empleo, lo que más les preocupaba– y le están dando fin a esos ‘maquinazos’ (¡inyectaban US$ 40 mil millones al mes!) para esas compras de papeles-valores porque ya tienen recelo de que se excedan y terminen generando inflación.

Al sentir los jugadores financieros mundiales que EE.UU. está sano y que el dólar va a dejar de desvalorizarse al no ser emitido a pasto, pues han decidido volver a apostar por EE.UU., la mesa más grande, y abandonar los ‘mercados emergentes’. El problema es que varios de estos ‘emergentes’ se habían acostumbrado a vivir la borrachera de un crecimiento rápido a base de un poderoso trago barato (el dólar), y ya se les acabó el licor de golpe. Viene la realidad de monedas sobrevaloradas con deudas en dólares y proyectos descabellados a pagar. Hasta el sólido peso chileno está movido y el sol peruano va al alza. La preocupación es que estalle Brasil –además de estar ‘inflado’ es un irresponsable gastador en olimpiadas y mundial a la vez– y que su ‘efecto contagio’ nos dañe (Venezuela y Argentina van a volar pronto, pero esos ya ni pesan). El TLC con EE.UU. nos puede servir de mucho para capear el temporal.

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