Ayer fue un muy buen día para el Perú, pues se ganó civilizadamente y sin disparar un tiro casi 50 mil km2 de mar (un área mayor a la región Junín y casi del tamaño de la región San Martín).
Los pesimistas nos dirán que desde Ilo a Tacna seguiremos encajonados, que es una pena que no se haya reconocido al playero punto de la Concordia como base inicial, que Chile se llevó la carne al retener las zonas pesqueras en esas 80 millas o que el gran ganador es el grupo pesquero chileno Angellini, pero lo cierto es que desde ayer tenemos algo que no poseíamos antes y eso simplemente significa “ganar”; el resto es comerse el coco por gusto.
Además, La Haya siempre trata de ser
salomónica para evitar conflictos y un litigio Perú-Chile no es
exactamente igual a uno entre Suecia y Noruega. Me imagino que el más
triste aquí debe ser Alvarito Vargas Llosa, autor tiempo atrás de un
artículo infame por inoportuno y pro-chileno (“Carta abierta a Torre
Tagle”) en el diario sureño La Tercera que merecería que aquí no le
estemos parando tanta bola a ese Felipillo moderno cada vez que abre la
boca. Pero recordemos también que Alvarito prometió hacerse una
“autocrítica demoledora” (La República, 20/12/12) si sus argumentos
pro-chilenos perdían en la Corte de La Haya, así que ojalá esta vez
cumpla, pues ya anteriormente no revalidó su promesa de traer todo su
dinero al Perú si ganaba su candidato Ollanta, en aquella época en que
se le dio por dar saltitos patéticos en el mitin de cierre humalista en
la plaza 2 de Mayo.
Y también espero que este fallo no repercuta
en las exportaciones peruanas de paltas a Chile, actualmente trabadas
por un absurdo proteccionismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario