"¡Uff!" fue lo primero que soltamos en la Redacción cuando nos llegó el miércoles pasado la encuesta-flash sobre la sentencia a Fujimori ya pasadas las 8 p.m. No tanto porque había que preparar portada, nota e infografías contra el reloj, sino de imaginarnos la andanada que se nos venía a los simples mensajeros de un resultado final que ignorábamos.
Primero iban a cuestionar el "timing", porque claro, a ellos no les parece mal que la PUCP saque uno adverso a Fujimori en vísperas del veredicto (seguramente con la intención de no influir... ¡Ja,ja,ja!) pero sí que aparezca un sondeo al día siguiente de la sentencia que no coincida con sus creencias.
Luego, ¡faltaba más!, iban a tildar de fujimoristas, fascistas, autoritarios, etc... al pobre encuestador y a los mensajeros, porque así son estos caviares y rojos. Si algo no es "políticamente correcto", si no sintoniza con ellos, entonces es automáticamente una monstruosa conspiración. ¡Si el sondeo hubiera salido como deseaban, ya nos imaginamos los elogios! Son los primeros maniqueos en levantar alegremente cargos y en polarizar, pero cómo lloran cuando se les responde igual.
No le tenemos la menor simpatía a Fujimori, al cual se le debe condenar -absolutamente- por promover la corrupción. Pero, ¡carajo!, tenemos todo el derecho, y eso no respetan estos caviares y rojos, de discrepar de esta ahora sacrosanta sentencia y no hacer una superestrella de rock del juez San Martín. Esa legítima duda -o que la encuesta no les guste- no nos vuelve fujimoristas, no sean tan estúpidos. Tenemos todo el derecho de no creer que se haya determinado que Fujimori se merece 25 años por asesinato y secuestro cuando el único delito con pruebas aquí era el encubrimiento. Tampoco creemos que venía a cuento declarar que los asesinados no eran senderistas, que eso fue pura demagogia para la platea caviar.
No estamos de acuerdo -y reiteramos: tenemos todo el derecho de no estarlo- con esa teoría del "Dominio del Hecho", pues creemos en la vieja y sana práctica de condenar con pruebas, como se ha hecho correctamente en el caso del allanamiento ilegal y como seguramente ocurrirá con el cantado caso de la CTS. Creemos en la presunción de inocencia, aun en el peor sujeto, antes que en zamparle un cuarto de siglo sólo porque "era el jefe y tenía que saber". Coincidimos con el maestro Ghersi en que fue una sentencia ideológica para satisfacer a las ONG. Es que alguien quiso ser el "Garzón peruano".
Solamente sacamos una encuesta-flash al toque que medía el primer impacto y "madrugaba" a la competencia con una primicia. ¡Gran pecado! Nos importaba un rábano si la gente aprobaba o no la sentencia. Y el resultado fue más o menos lo que uno percibía en la calle. ¡Me imagino que algunos deben estar quemándose las pestañas para ver cómo preguntan para voltear este resultado y descalificarnos! Ojalá que el resto de encuestadoras no se "chupen" y hagan también este tipo de preguntas interesantes, incómodas, polémicas y políticamente incorrectas.
Y me dio risa leer las críticas solapadas -siempre es melifluo- el jueves pasado de Augusto Álvarez Rodrich, ex alto funcionario de confianza bajo el fujimorismo, al que La Cantuta y Barrios Altos parece que le importaban un pepino en los 90 mientras estuvo embolsicándose buenos miles de dólares por largos años en Osiptel e Indecopi y asesorando las privatizaciones desde Apoyo (yo mismo lo he escuchado hablar maravillas de Fujimori en sus caras charlas). Después puso de subeditor en su ahora ex caviarófilo P.21 nada menos que al Sr. Tumi, el último jefe de la agencia oficial Andina fujimorista. ¿Demasiado cinismo o no?
Ahora quiere pasar piola haciéndole la patería a los caviares... ¡Fuiiiira! Como las aguas siempre encuentran su nivel, acabó de colaborador de un diario velasco-rojo-caviar-toledista. Es su sitio.
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