Publicado el 02 de Abril de 2009
Si bien la intención es buena y sana, creo que ayer los legisladores han cometido un peligroso error al eliminar constitucionalmente el número de congresistas y que ahora en adelante esto se rija por ley. Se abren las puertas a que un eventual gobierno populista se ponga a jugar con esta variable con una mayoría simple. Imaginen que Humala llega al poder y decide por ley que se duplique el número de congresistas de sus bastiones del sur para tener mayoría. O lo que habría podido hacer Montesinos con esto...
Totalmente de acuerdo con que se incremente el cupo de congresistas de Lima-Provincias sin restarle a Lima Metropolitana (como querían los humalistas; lógico, como la capital es reacia a su "comandante" es que quieren disminuirla), porque sus 800 mil habitantes ameritaban mayor representación, pero por vía constitucional y no legal, ya que el tema es delicado y debe tener un candado.
Es que en realidad se deberían tomar los datos del último censo para modificar la distribución de congresistas. Estoy seguro de que Lima, cuya población no cesa de crecer, ganaría varios más y algunas regiones tendrían menos. Seguramente por temor a alguna mala reacción de los afectados es que no se atreven a hacer algo que es lógico y pertinente, además de que el humalismo y el fujimorismo temerían perder potenciales escaños provincianos.
- Hay que reconocer, nos guste o no, que Fujimori jugó muy bien sus cartas ayer. No sólo por el fondo sino también por la forma.
En lo primero, era previsible que su alegato se haya concentrado en lo político, resaltando básicamente sus logros en la lucha antiterrorista.
Además, logró un tremendo punto a favor cuando rebatió ese imbécil concepto de "guerra interna" o "conflicto armado interno" que los caviares quisieron imponer para llamar a la ofensiva terrorista. Eso indudablemente toca un nervio en una ciudadanía que le reconoce que acabó con el terrorismo, aunque haya sido a la mala o no. Además, parte de su estrategia en este discurso ha sido ungir como su heredera a Keiko, aunque me sorprendió que no haya enfatizado aún más este aspecto durante este primer round.
Y en la forma se le vio muy presidencial, casi imperial, en un país de incas, virreyes y caudillos. Es que uno observa a éste -así como a Alan García o al difunto FBT- y percibe inmediatamente un aura presidencial, del "macho alfa" que manda a la manada. En cambio, Toledo y Humala están muy lejos de infundir esa impresión; son demasiado "livianos", por más que uno engole la voz y el otro la levante. Fujimori ayer destiló mucha "gravitas" (como los romanos llamaban a la cualidad política de infundir respeto por seriedad) a su alrededor. Otra característica que lo favoreció fue la frialdad y tranquilidad que tuvo. ¿No observaron esas pausas tan medidas para tomar agua, sin que le tiemble el vaso? ¿O esos silencios para acomodarse los lentes? Esos no son actos casuales. Y ha tenido tiempo de sobra para practicarlos, aparte de que le salen tan naturales, pues son propios de su gélida personalidad nipona.
Es muy probable que todo esto vaya a levantar mucho los bonos de Keiko en los próximos sondeos y por eso el 2009 le será propicio en ese sentido. La pregunta es si ella podrá mantener ese "momentum" hasta el 2011, con una carrera electoral que ha arrancado tan prematuramente.
Un tema en el cual pocos ha reparado: la Corte Suprema puede disminuir, anular o confirmar la sentencia que la Corte de este caso va a emitir sobre Fujimori. Lo que no puede es aumentarla.
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