A propósito de esta reciente disposición referida a que los nombres de los alcaldes no figuren en las obras que inauguran, y claramente dirigida por la pepecista Rosa Florián contra el alcalde Luis Castañeda, pensaba que aquí se ganan las elecciones básicamente por las esperanzas que se suscitan, por la obras a mostrar de tenerlas, por posicionarse en el centro político y por ser el mal menor.
Al mundo real. Tras el fin de la dictadura militar, Belaunde regresó apoteósicamente al poder en 1980 -luego de haber sido fácilmente depuesto- apoyado en las muchas obras públicas que hizo en su primer mandato, por estar al centro entre Villanueva y Bedoya, por suscitar fuertes esperanzas de que se volvería a los idílicos años 60 (mucho crecimiento, harto empleo y vida muy barata en las ciudades) y porque era el mal menor para la izquierda frente al duro Villanueva.
García ganó en 1985 porque su juventud generaba esperanzas de renovación, porque capturó el centro entre Barrantes y Bedoya y porque era una alternativa mil veces mejor al comunismo de Izquierda Unida. Obras evidentemente no tenía.
Fujimori en 1990 dio la esperanza de que no se aplicaría el shock y capturó el centro frente a una excesiva derechización de Vargas Llosa. También muchos -sobre todo en la izquierda y el APRA- le vieron como el mal menor. Obras no tenía, las que sí tuvo para mostrar en 1995 y que fueron la base de su aplastante victoria.
Toledo no sólo ocupó el centro en el 2001 con Lourdes a su diestra y Alan a su siniestra, sino que fue el mal menor frente a García. También su aspecto le dio muchas esperanzas reivindicatorias a un gran sector. Pero mucha gente no se ilusionó con él y por eso no gozó de luna de miel.
García fue el centro en el 2006 con Humala y Lourdes, y fue el salvador más que el mal menor en la segunda vuelta. Además, tuvo algunas obras que mostrar (como Chavimochic).
¿Y el 2011? Los pesos pesados Castañeda, Lourdes, el candidato aprista y Toledo son el mal menor frente a Humala y Keiko (y ésta frente a Ollanta). En obras arrasa Keiko, que me imagino ya debe de tener una lista de cada edificación que su padre hizo hasta en el pueblo más pequeño para recitarla en la campaña. Castañeda también va a estar fuerte en ese punto, al igual que el candidato aprista. Toledo no tiene mucho más que los inicios de las interoceánicas y el TLC con EE.UU.
El centro está allí aún disponible, más fácil para Castañeda, el candidato aprista y Toledo que para el resto, aunque Keiko puede jugar al "fujimorismo social" (por la obra pública y el extenso asistencialismo que practicó su padre). En cuanto a esperanza, ese es el fuerte de Humala, aunque no sea más que unas ganas de revanchismo y odio.
Y claro -ocuparse con algo de demagogia- hablar de lo que le importa a la gente, como la "maldita Sunat", el "fin de los services", "más trabajo", el "antishock". No se puede ir a Puno a hablar de Karl Popper en sus plazas, como hacía Vargas Llosa. Aquí, lamentablemente, más importa el precio del pollo y la chamba que la corrupción o las grandes ideas abstractas. En suma: ¿qué vas a hacer para que mi vida sea menos difícil?
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