jueves, 21 de mayo de 2009

Seamos ya un erizo

Hasta el día de hoy tenía una posición bastante moderada con respecto a Chile y bastante escéptica frente a un rearme peruano. Lo primero porque siempre me repugnó el antichilenismo, seguramente porque Velasco lo quiso inocular con mucha virulencia en mi generación cuando fuimos sus escolares conejillos de Indias durante la fallida "Reforma Educativa" de la dictadura. 

Todo el santo día nos repetían en el colegio que los chilenos tenían cuernos, trinches y rabos, lo que se intensificó cuando se acercó el centenario de la guerra en 1979, estando yo en tercero de media. Y todo Lima supo que el golpe de Morales Bermúdez de agosto de 1975 no sólo fue para detener el avance velasquista hacia el comunismo sino también para evitar los planes del tirano de atacar a Chile antes del 3 de octubre (aniversario del golpe) de ese año y dejar el mando a su engreído Tantaleán con el triunfante bastón de mariscal. 

Tampoco tuve nada contra los chilenos en mi adultez, aunque durante el proceso privatizador de los 90 me hubiera parecido más sabio evitar que participen en éste para no tener problemas y complicar la imagen de tan vital proceso. Incluso, el lío de Lucchetti me pareció desproporcionado y hasta ahora dudo de que a Andrade le hayan interesado un pito los pájaros del pantano. Indudablemente me molestó mucho esa venta de armas a Ecuador en plena guerra siendo Chile país garante y por eso gocé mucho con las cuitas judiciales de Pinochet (autor intelectual de esa felonía), pero seguí muy moderado porque creí que eso se había hecho a espaldas del gobierno civil chileno. 

Y hasta hace poco confiaba en que el tema de La Haya se resolvería allí tranquilamente y consideraba que el actual rearme chileno se originaba probablemente más por el deseo de algunos allá de enriquecerse con las comisiones bajo la mesa por las armas (porque los militares chilenos no son ángeles tampoco), antes que por sueños guerreristas. De otro lado, me parecía tonto meternos a una carrera armamentista con tanta distancia que ya nos han sacado los chilenos, con tantas carencias internas, con los buitres de los traficantes de armas detrás y con mi escasa confianza en la honestidad de nuestros militares a la hora de comprar armamento (si no, miren lo que hicieron en los 90...). 

Pero ahora el escenario está demasiado turbio. Chile se pone cada día más histérico, Bolivia está muy envenenada contra nosotros por el chavismo de Evo y porque les han hecho creer que hemos ido a La Haya para bloquear su salida al mar, Ecuador mostró ayer una ambigüedad preocupante, el "amigo" argentino es un falaz recuerdo y ya no pesa nada, la Venezuela chavista nos detesta... La usualmente distante Colombia es un "nuevo amigo" que aún no ha dado muestras de hasta dónde llegaría a sacar pecho por nosotros y Brasil es "la amiga de todos". A los gringos les interesa menos aún esta zona con los problemas internos que tienen y encima han puesto a un estadounidense de origen chileno como el encargado de los asuntos hemisféricos. España es nuestro único amigo confiable en Europa, pero Chile tiene un poderosísimo aliado incondicional en Inglaterra, país además tan influyente en Washington. China y Rusia están distantes y Japón se nos alejó mucho tras la caída del fujimorismo y el antiniponismo militante de Toledo. Estamos muy solos y los países no tienen amigos sino intereses. Y como decía Teddy Roosevelt: "Habla bajo y educado, pero con un garrote en la mano". 

Una cosa es ser pacífico y otra cojudo. Por eso hay que acelerar el programa "NUBE" de nuestras FF.AA. que diseñó Allan Wagner y está en ejecución. No creo en un canon fijo para los uniformados: eso sería darles una autonomía económica a los militares que es muy peligrosa para el poder civil. Controlarle el dinero a los uniformados es una rienda efectiva para evitar un monstruito independiente. Miren nomás el actual ejemplo chileno o piensen lo que hubieran hecho Hermoza y Montesinos con un canon... 

Pero sí sería cuerdo hacer ahora mismo -aprovechando nuestra excelente calificación de crédito- una emisión de bonos a largo plazo por unos US$500 millones y dárselos inmediatamente a los militares para tener el "NUBE" listo cuanto antes, amén de destinar una porción para el tema interno y comprar helicópteros artillados y de transporte ("Hinds" y UH 1-Y), napalm, artillería ligera, etc... y repotenciar nuestros aviones antisubversivos (A.37), es decir, todo lo que se necesite para erradicar de una vez por todas a los remanentes de Sendero del VRAE con el fin de dejar de distraer a nuestras FF.AA. con ellos. También -y no me gusta, pero no hay más remedio por el momento- tenemos que volver al Servicio Militar Obligatorio. 

No digo que busquemos ser un "león" en lo militar -como Chile-, pero sí un "erizo", un animalito pequeño pero sumamente difícil de engullir y con el que nadie se mete. El plan "NUBE" apunta sabiamente a eso. Vale la pena endeudarse ahorita para tenerlo pronto a mano (y vigilar que no haya robos en las compras), pues hasta Bolivia nos tiene ganas ahora y Chile se puede poner muy malhumorado si pierde en La Haya. No vaya Alan García a pasar a la historia como un segundo Manuel Pardo y Lavalle, aquel presidente (1872-1876) que nos desarmó -como Toledo- para castigar a los uniformados, con los resultados históricos ya conocidos.

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