martes, 26 de mayo de 2009

Todos somos Álvaro

.No puedo comenzar esta columna sin protestar por el maltrato que Álvaro Vargas Llosa acaba de experimentar en el aeropuerto de Caracas, un evidente intento de intimidación. Una vez más, Chávez ha mostrado su vulgar "gorilismo", que todos debemos condenar. Sólo queda esperar que el resto del periplo de Álvaro sea mucho más tranquilo y no tenga problemas para expresar sus puntos de vista. Su padre, Mario Vargas Llosa, también está por arribar a Venezuela, pero no creo que ni el propio Chávez sea tan desatinado de hostigar a una figura de talla mundial como nuestro novelista. Y ya veo a Beto Adrianzén, a Carlos Reyna, a César Lévano, a los congresistas humalistas, y a todos aquellos que se han rendido y trabajan para Ollanta, justificando de alguna manera este vejamen a Álvaro. Si defiendes a personas que invocan a Velasco como Humala y Chávez, acabarás siendo como los "mastines de la revolución", como los periodistas "parametrados" de esa dictadura. Patéticos.

Y es muy lamentable que Correa secunde a Chávez en esa nefasta idea de tratar de controlar a la prensa. Hubo un momento en que pensé que iba a ser más cuerdo dentro de su populismo. No me extrañaría que en los próximos meses veamos el cierre de medios en Venezuela, Ecuador y Bolivia, países donde ya anteriormente se han tumbado de modo impune tribunales constitucionales, cortes supremas y congresos, amén de imponer reelecciones (¿han escuchado alguna vez a una ONG caviar peruana manifestarse en contra de eso?). Asimismo, seguramente veremos una intensificación en las estatizaciones de firmas privadas. Miren de lo que nos salvamos el 2006 y de lo que aún nos debemos salvar el 2011, porque percibo cierta complacencia y el humalismo todavía sigue siendo un peligroso virus latente.

Hablando de reelecciones, espero fervientemente que Álvaro Uribe no cometa el error de volver a postular. Eso sería iniciar el camino a un fin calamitoso. A nadie le ha ido nunca bien en Latinoamérica con un tercer mandato consecutivo. Que apoye a un candidato afín (puede incluso optar por respaldar a alguien que continúe sus políticas bajo su férula), como Juan Manuel Santos (su familia es el equivalente de nuestros Miró Quesada) o Andrés Felipe Arias, y que posteriormente tente el Palacio de Nariño el año 2014. Pero un tercer mandato seguido, por más que la popularidad ahora le acompañe, implicaría un desgaste final ineludible y terrible. Uribe acabaría muy mal y eso sería una lástima. Que se espere al 2014, que tan sólo va a tener 62 años por esa época.

Y siguiendo en la línea del tema electoral, me parece bastante pertinente esa sugerencia de Tuesta Soldevilla de eliminar esos remanentes antediluvianos de la "ley seca" el día de las elecciones y el dedo embarrado en tinta indeleble. Uno pasa cada vergüenza con los colegas extranjeros cuando les trata de explicar la absurda persistencia de estos remanentes del siglo XIX. El Reniec tiene ya mecanismos más modernos para controlar cualquier intento de fraude y de los borrachitos faltosos que se ocupe la Policía. Claro que la mayor muestra de sensatez sería la implantación del voto voluntario, pero nuestra clase política bloquea tan necesaria reforma, sea por interés de arriar masas (humalistas y fujimoristas), sea por miopía (pepecistas).

- Ojalá que le caiga todo el peso de la ley a esos barristas que dejaron malheridos a varios policías. Ya hay que cortar esa payasada de las "barras bravas" de una vez por todas para evitar que degeneren en mafias poderosas, tal como sucede en Argentina.

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