Ni viendo un viejo episodio de Benny Hill, Stan Laurel y Oliver Hardy o de los Monty Python me he reído tanto como ayer observando por horas a Karp en el Congreso. ¡Como generadora de carcajadas, Karp está al nivel de genios como Sacha Baron Cohen (‘Borat’), Luis de Funes o Terry Thomas!
¡Es que el personaje es colosal, con esa
pinta, esos pelos, ese acento y esas actitudes! Todo esto se complementó
ayer con un muy buen libreto tragicómico que giraba en torno a la
increíble compra de una mansión por parte de una octogenaria, amén de
otras insólitas adquisiciones inmobiliarias que, debemos creer, fueron
generosamente financiadas por un desinteresado magnate. Ni su compañero
de elenco Toledo es tan gracioso como ella, aun cuando suelta sus “¡no
le permito!”, habla en mayestático, hace falsos silencios, se jacta de
sus títulos académicos o miente tan sistemáticamente –con disparates y
sin pestañear– sobre este caso, con ese tonito de voz engolado, aquel
mismo con que pronuncia tan exageradamente cualquier anglicismo. ¡Qué
par! ¡Qué poco dice de nuestro país que gente así de aventurera le haya
gobernado y que, incluso, haya estado a punto de volver a ponerles en el
poder! ¡Y qué poco dice de Mario Vargas Llosa que estos hayan sido sus
engreídos políticos y que ahora calle absolutamente sobre este caso! Y
ya el elenco Ollanta/Nadine debería dejarse de estar blindando un
escándalo que clama al cielo.
PD: Invito a todos mañana miércoles, a las 6 p.m., en el CAL,
al conversatorio ‘El caso Aldo Mariátegui/Violación al Debido Proceso’,
donde el congresista Eguren, mi colega Ricardo Uceda y los abogados
Enrique Ghersi y Aníbal Quiroga van a desmenuzar la reciente atrocidad
procesal que el ínclito vocal supremo San Martín cometió contra mi
persona.
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