jueves, 23 de mayo de 2013

¡Asu suegra!


Esto no es un publicherry, pero… ¡Cámbiense al Scotiabank! ¡Según Toledo, es el único banco que te suelta US$3 millones sin hipoteca inscrita, sin que le importe tu edad o tu flujo y que acepta a la limpiadora y al portero como socios! ¡Te la suelta más fácil que el extinto Banco Agrario!



Ya les pasé la voz al guachimán y a la cocinera para pedirles US$10 palos y comprarme mi penthouse en El Olivar, mi casa en Playa Blanca y mi mansión campestre en Los Cóndores. ¡Claro, si tengo ingresos, ‘socios’ y 40 años menos, cómo no me los van a dar!
Y quiero despejar una falacia: “El gobierno está detrás de las denuncias inmobiliarias de Toledo”. Falso. La denuncia de Casuarinas fue hecha por Correo bajo mi dirección, fruto de ese magnífico sabueso que es Óscar Libón, por un dato que me pasó personalmente un vecino. El humalismo no tuvo nada absolutamente que ver.

Y de lo que perfectamente sé, la denuncia sobre la casa en Washington ya hacía rato que estaba dando vuelta por varias redacciones; Correo tenía un borrador hacía tiempo, pero faltaba atar varios cabos –como la implicancia de Avi Tuschman, la mano derecha de Toledo en USA–, lo mismo que Punta Sal y este otro posible predio en el balneario israelí de Herzliya. Más bien, el oficialismo pretendió tirarle un cable a Toledo con ese vergonzoso blindaje. Casuarinas sólo aceleró que aparezcan los otros casos. Así que a la paranoia de una campaña oficialista de demolición a presidenciables: lo de Alan era previsible, porque aquí a todo gobierno que entra le encanta hacer una piñata del anterior (lo mismo le sucederá a éste…). Y lo de Castañeda ya tiene mucho tiempo, desde que la Villarán se dedicó a atacarle (para ayudar a Toledo) con Comunicore en la campaña electoral pasada.

¡Vamos al Scotiaaaaa…!

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