Esto no es un publicherry, pero… ¡Cámbiense al Scotiabank! ¡Según Toledo, es el único banco que te suelta US$3 millones sin hipoteca inscrita, sin que le importe tu edad o tu flujo y que acepta a la limpiadora y al portero como socios! ¡Te la suelta más fácil que el extinto Banco Agrario!
Ya les pasé la voz al guachimán y a la
cocinera para pedirles US$10 palos y comprarme mi penthouse en El
Olivar, mi casa en Playa Blanca y mi mansión campestre en Los Cóndores.
¡Claro, si tengo ingresos, ‘socios’ y 40 años menos, cómo no me los van a
dar!
Y quiero despejar una falacia: “El gobierno
está detrás de las denuncias inmobiliarias de Toledo”. Falso. La denuncia de Casuarinas fue hecha por Correo bajo mi dirección, fruto de
ese magnífico sabueso que es Óscar Libón, por un dato que me pasó
personalmente un vecino. El humalismo no tuvo nada absolutamente que
ver.
Y de lo que perfectamente sé, la denuncia
sobre la casa en Washington ya hacía rato que estaba dando vuelta por
varias redacciones; Correo tenía un borrador hacía tiempo, pero faltaba
atar varios cabos –como la implicancia de Avi Tuschman, la mano derecha
de Toledo en USA–, lo mismo que Punta Sal y este otro posible predio en
el balneario israelí de Herzliya. Más bien, el oficialismo pretendió
tirarle un cable a Toledo con ese vergonzoso blindaje. Casuarinas sólo
aceleró que aparezcan los otros casos. Así que a la paranoia de una
campaña oficialista de demolición a presidenciables: lo de Alan era
previsible, porque aquí a todo gobierno que entra le encanta hacer una
piñata del anterior (lo mismo le sucederá a éste…). Y lo de Castañeda ya
tiene mucho tiempo, desde que la Villarán se dedicó a atacarle (para
ayudar a Toledo) con Comunicore en la campaña electoral pasada.
¡Vamos al Scotiaaaaa…!
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