Se me acercan unos empresarios y unas lindas burguesas a contarme, lívidos, sobre el susto que pasaron porque creyeron que a Ollanta le salía el pelo chavista con Repsol. Les pregunto cómo votaron en la revocatoria y todos, todos me dijeron que apoyaron a la Villarán.
Les respondo: “Entonces… ¿De qué gimotean? En
lugar de mandar un mensaje potente de que se rechazan las políticas de
izquierda y a los antimineros en estos tiempos, ustedes le indicaron así
a Humala que estaban dispuestos a casarse con la izquierda, porque la
Villarán ganó raspando por ustedes, por los barrios pudientes. Y Ollanta
intentó obrar en consecuencia a ese mensaje. Asústense y jódanse por
tontos, si ni siquiera saben votar de acuerdo a sus intereses”.
– La cara nueva y boca sucia de la izquierda
Abraham Valencia me manda una carta de 483 palabras de cuerpo, donde
dedica 213 para elogiar a su Superhéroe JDC y
otras accesorias para asegurar corregir un error de cita (40) o
pretender sermonearme (72). A su coprolalia tuitera, el único tema
central, sólo le dedica 131 palabras (27%) y para dar una excusa
absurda… Sea breve y, sobre todo, escriba si tiene una explicación que
valga la pena, no para quedar bien.
– Algunos “actores” (si se les puede llamar
así a esos que sobreactúan o carecen de expresión) son brillantes
políticamente. Gustavo Bueno (para nada como actor. ¡Sobreactúa y
chilla!) es un elemental rojazo clásico e, indudablemente, no es capaz
de soltar una como ésta de Jasón Díaz (o Jason Day, que sufre de
parálisis facial) sobre la minería: “Tengo una teoría (…) sobre la
relación minería-violencia sexual: esa violación que vuelve a tantos
hombres tan poderosos y admirados. Esa penetración violenta y sin
permiso para extraer lo que no es tuyo y hacerlo tuyo”. ¡Espectacular!
¡Qué filósofo!
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