martes, 30 de julio de 2013

Lo neutro como bueno


En los países anglos se suele decir que “no news are good news” para referir que la ausencia de noticias ya de por sí son buenas noticias. En el caso del último discurso de 28 de julio de Ollanta hay algo de esto: la ausencia de anuncios de iniciativas polémicas ya de por sí ha sido bueno.



El tema de la confianza venía aún muy convaleciente como para mover el cotarro con aventuras. Suficiente con este discurso administratoide por el momento, más aún tras haberse visto que Ollanta no quería mover las cosas al haber mantenido casi intacto un gabinete donde hay carteras que ameritaban cambios.

Hubiera sido esquizofrénico no mover ministros y ponerse a anunciar iniciativas: el paquete debe venir completo o no. A este gobierno no se le puede exigir más que el intento de un buen manejo administrativo, pues carece de imaginación y de capacidad política. Si se ha optado por mantener a un premier sin manejo político –y el mismo Humala carece de liderazgo–, un discurso presidencial muy politizado hubiera sido hasta suicida. Lo ideal hubiera sido que Humala tendiese puentes y bajase la crispación con sus antagonistas políticos. Si no hizo esto, entonces lo menos malo ha sido este discurso soso y burocrático. A veces lo menos malo es lo mejor en determinadas circunstancias.

Insisto ante los tuiteritos: para mí, una marcha que no sea de “cuatro gatos” es una que lleve por lo menos 10 mil marchistas o poco más del 0.1% de la población limeña. Menos que eso, no es nada. Lima es una ciudad que tiene cerca de 9 millones de habitantes, así que venir a decir que mítines de tres mil personas como este último de la CGTP o aquel de dos mil personas de ‘Jacinto Díaz’ como “masivos” y de relevancia política es un chiste digno de ‘Melcochita’.



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