domingo, 26 de enero de 2014

M.A.D.


– Algunos malpensados me dicen que esto de que el filoaprista fiscal Peláez exculpe al mismo tiempo a Alan y a Toledo suena al toma y daca típico de la política criolla, a un ‘tú no votas a favor de la megacomisión y nosotros te limpiamos lo de enriquecimiento ilícito’.

Otros malpensados creen que entre Ollanta y Toledo hay una vieja reedición de la doctrina M.A.D. (que no es por ‘loco’ en inglés sino por ‘Mutual Assurance Destruction’ o ‘asegurada destrucción recíproca’), la que marcaba las relaciones de amenazas de ataques termonucleares simultáneos entre la extinta URSS y USA durante la Guerra Fría, una suerte de ‘yo te destruyo con las investigaciones si tú no me apoyas en el Congreso’ y ‘yo no voto para hacer mayoría con tu bancada si tú no me blindas de las investigaciones’. El genial secretario de Estado yanqui Kissinger y el canciller soviético Gromyko era unos cultores del M.A.D. para mantener la paz entre ambas superpotencias: “la bomba atómica es la paz”. Según los malpensados, nuestros políticos criollos también profesan la doctrina nuclear M.A.D.

– Les va a sonar demente, pero sí creo que los rojicaviares tienen que ver mucho con esta eclosión de la delincuencia. Las persecuciones de las ONG a las fuerzas del orden, esa estupidez de llamar “criminalización de la protesta” a controlar los desmanes públicos y la inserción de excesos de garantías y beneficios a los delincuentes en sus procesos y penas ha aportado –junto con otros factores– que tengamos unas fuerzas del orden medrosas y castradas y unos jueces y fiscales excesivamente benevolentes. Hasta en eso ha jodido esa maldita serpiente, que es la izquierda, a nuestro país. ¡Y a Nadine se le ocurre poner a un caviarazo de ministro del Interior en estos momentos de tanto crimen!

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