miércoles, 25 de diciembre de 2013

Chiclayo/Chicago


Chiclayo es una de las ciudades peruanas más afectadas por el crimen. Por eso resulta tan trágico enterarse que el máximo jefe policial local estaba, al parecer, coludido con ‘Pepe Clavijo’ –el máximo cabecilla del hampa de dicha urbe– para acabar con ‘El Viejo Paco’, el único rival de peso del anterior dentro del oligopolio criminal regional, un cuento digno del Chicago de Capone.

¡Tanto celebrar que se haya desarticulado a una megabanda para que ahora resultase que eso habría sido no fruto de una labor policial profesional, sino de una alianza contranatura para consolidar el control del mercado criminal chiclayano! Lo único positivo de esto es que se ha probado que la Policía puede desarticular una megabanda cuando se lo propone (ahora veamos si la Fiscalía y el PJ no les sueltan).

Nuestra Policía está muy deteriorada y sigo insistiendo que no queda más que someterla a una profunda reestructuración a cargo de un tercero, de una misión extranjera que la remueva toda, tal como cuando Piérola trajo a los franceses para nuestro Ejército, que se había quedado aún en el siglo XIX con esa mentalidad de caudillos nacionales, rabonas por intendencia, nombramientos por alcurnia en lugar de pasar por una academia de guerra y ‘señores de la guerra’ regionales (lamentablemente, los cuartelazos y la interferencia en la política no fueron extirpados por esta misión). Dadas idiosincrasia, idioma y alto profesionalismo, posiblemente la Policía española sea la más idónea. Porque solitos no se van a reformar. Eso descártenlo. Y tampoco los civiles tenemos la menor idea de cómo reestructurarlos, por lo que luego no te hacen caso o te sabotean o terminan profundizándose aún más los problemas o cuatro caviares cojudos llenan todo de power points y no pasa nada.

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