Iba a escribir algo muy a favor de los ingresos de los jueces peruanos, pero recordar la cara del juez San Martín y la atrocidad legal que me hizo con la fecha de la prescripción (presumo que sería por venganza porque antes le publiqué unos e-mails donde consultaba como declarar culpable a Fujimori) o la de su ultradefensor Pablo Talavera en el CNM para que definitivamente desista de mi benigno propósito inicial.
Porque, ¿dónde se ha visto que un vocal supremo esté consultando por e-mail cómo condenar a alguien (sea este quien sea, aunque sea Fujimori) antes de que arranque el juicio? ¿O que mi caso prescriba y me termine sacando una sentencia con una imposible fecha anterior para dañarme?
Felizmente el CNM
es un organismo serio y ya, a pesar de Talavera, se está investigando
esta barbaridad. Presumo que porque antes critiqué mucho a Gonzalo
García Nuñez por su ideología y por el tema de las dietas/comités en el BCR, este tampoco será imparcial conmigo como integrante del CNM,
pero habrá que darle el beneficio de la duda y la presunción de que
será decentemente imparcial. Pero sí confió plenamente en la de los
demás integrantes que son: Máximo Herrera, Paz de la Barra, Marina
Guzmán, Soto Vallenas y Maezono.
Y nada debe estar homologado
remunerativamente en el Estado. Es insostenible –para una cuerda
política salarial– que se aten funciones distintas al mismo nivel
remuneratorio. Puro sentido común. ¿Acaso han visto eso en el sector
privado? Es absurdo aquello de que un vocal supremo deba ganar
exactamente lo que un congresista, o que un catedrático de universidad
estatal deba percibir lo mismo que un vocal supremo y armarse una
cadena. Tanto por número como por tipo de funciones, eso no tiene
lógica.
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