domingo, 5 de julio de 2009

Honduras y la OEA

Uno se entera de la inminente salida de Rómulo León y no puede por lo menos preguntarse: ¿Por qué se da justo ahora que las cosas andan tan turbulentas y las atenciones tan distraídas? ¿Qué dirán aquellos que están muchísimo tiempo en prisión sin sentencias con esta ida de León a su domicilio? ¿Qué pensarán aquellos desconocidos que están tras rejas un montón de tiempo por delitos mucho menores y que no acceden a este beneficio? ¿Cuántos policías necesitaríamos para cuidar a cada detenido si se generalizase la detención domiciliaria? ¿Cuándo se abrirá ese CPU? ¿Qué sabe que lo tratan tan bien?

- Me parece desproporcionado y durísimo contra la ciudadanía hondureña de que se haya suspendido a la hermana Honduras de la OEA, además de posibles posteriores sanciones económicas contra dicho país. Ese tipo de medidas financieras y comerciales punitivas -ya se vio en Haití tras el golpe del general Cedrás contra el demente de Aristide- sólo afectan a los más pobres y benefician a contrabandistas, estraperlistas y todo aquel miserable que trafica con el hambre de la gente en el mercado negro. Además, es nauseabundo ver a Chávez, Correa y Evo llenarse la boca con la palabra "Democracia" cuando éstos se han tumbado a sus Tribunales Constitucionales y sus Cortes Supremas. ¿Acaso Correa no cerró un Congreso? ¿Acaso Evo no quiso imponer una Constitución? ¿Y Chávez no ha cerrado medios y ha hecho mil abusos? Claro, es mucho más fácil para la hipócrita OEA hacer demagogia y apretarle las clavijas a un pequeño país centroamericano. ¿La tratarían así si tuviera petróleo?

De otro lado, ese Zelaya es un tipo despreciable. A estas alturas debería

reconocer que él desencadenó la crisis al pretender forzar su reelección con un plebiscito y debería darse cuenta que su regreso lo que va a provocar es un derramamiento de sangre. Ha generado que suspendan a su país de la OEA y lo sancionen económicamente, con el sufrimiento que eso le va traer a su propia gente. Un patriota desinteresado

transigiría en que el poder vaya a un tercero -en lugar de Micheletti- con la condición de que se adelanten las elecciones generales cuanto antes y así se salga pacíficamente de este impasse que él generó. Es estúpido y egoísta de su parte pretender de que va a imponerse al 100%. Este títere chavista ha sido tan torpe que tiene al Congreso, el Poder Judicial, los partidos, la Iglesia y las FF.AA. absolutamente en contra. Y el secretario general de la OEA Insulza también es otro desatinado, yendo a Tegucigalpa a dar órdenes en lugar de escuchar la otra versión, de que aquí no hay blanco y negro, de que Micheletti no es un dictador ni una marioneta de los militares y sí un protagonista político elegido unánimemente por el Congreso. Suspender a Honduras de la OEA es una estupidez obtusa. Lo que se debe negociar -y Micheletti ya lo aceptó- es un adelanto de las presidenciales de noviembre a setiembre, una amnistía para todos los lados y un regreso sin represalias del defenestrado Zelaya apenas asuma el nuevo gobierno.

¿Cómo hubiéramos tomado los peruanos en 1992 si la OEA nos expulsaba por el cierre fujimorista del Congreso y comenzaban luego las sanciones internacionales? ¿Cómo hubiera reaccionado la inocente gente aquí sin vuelos ni llamadas internacionales, sin transacciones financieras con el exterior, con el dólar a 10 soles, la gasolina a 70 dólares el galón y el pan a más de un dólar la unidad, tal como sucedió en Haití? No, no seamos así con la pobre Honduras.

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