miércoles, 8 de julio de 2009

Nuestros astronautas

Alguien me puede explicar cómo es posible -según leí ayer en La República y confirmó el corresponsal de Frecuencia Latina- que el general EP Paul Da Silva (jefe de la Región Sur) haya prometido y acordado con los huelguistas extremistas que hoy no se van a utilizar transportes militares en Arequipa para movilizar a aquellos ciudadanos que quieran trabajar? ¿De dónde han sacado a estos militares que virtualmente se arrodillan así en indignas actas firmadas con los revoltosos y colaboran a garantizar el éxito de un paro golpistoide en lugar de facilitar que los que quieran trabajar lleguen a sus destinos en estas unidades, que al final pagamos todos con nuestros impuestos? ¿Tanto miedo le tiene Da Silva a las amenazas de violencia de estos huelguistas? ¡Carajo, entonces éste se equivocó de carrera, porque en la suya lo que más se necesita es valor y decisión! O sea, el líder extremista mistiano Jorge del Carpio Lazo le da estas peregrinas órdenes a un general de nuestro Ejército y éste acata mansito y facilita así el éxito de la huelga. ¡Como para darle de baja en cinco minutos! O tal vez Da Silva es rojo y simpatiza con la causa de estos radicales... Seguramente argumentará que lo hizo para evitar el "costo social". Y pensar que este oficial encabezaría la primera línea en caso de un hipotético ataque mapochino. ¿Qué negociaría entonces Da Silva con los sureños? ¿No sacar los tanques para evitar el "costo social"? ¡Qué patético! Pero en serio, ¿qué pasa con nuestros militares? Hasta ahora no me queda claro por qué el general Contreras no movió cielo y tierra para proteger a los policías de la Estación N°6, más aún si existía un cuartel al lado. O cómo el general Dupont no impidió que se deshagan las casas tradicionales británicas de la playa Lobitos para que se venda la madera. Y este Da Silva... ¡Así no se ganan el respeto de nadie!

Como nuestros diplomáticos. Uno revisa la prensa europea y el único que se ha movido obsesivamente para defender la imagen del Perú tras el "Baguazo" es Rafael Rey, que justamente no es diplomático de carrera, en Italia (como Luis Valdivieso, quien también no ha escatimado esfuerzos en Washington). Por ejemplo, nuestra embajada en Londres debió inmediatamente enviar sendas cartas aclaratorias a The Economist y a The Guardian tras las publicaciones de artículos perjudiciales sobre estos hechos, y nada. También en España El País y sobre todo El Mundo publicaron muchas inexactitudes y nunca fueron aclarados.

Otro al que aluciné en colores fue al ministro de Trabajo Villasante, que no tenía la menor idea de que las grandes fábricas Manufacturas Nylon, Inresa y Diamante no existen hace muchos años y que por eso la CGTP no podía ponerlas en sus padrones, como también ignoraba que más de la mitad de las federaciones que presenta la CGTP como bases hace mucho que no están activas (ver informe en páginas centrales) y que su cartera no ha cumplido con depurarlas. Tampoco he visto que Villasante haya recogido las denuncias de Perú.21 con respecto a serias irregularidades en la confección de las listas de trabajadores públicos a ser reincorporados o indemnizados. Tenemos militares, diplomáticos y ministros que están en la luna.

- Espero fervientemente que Cayetana Aljovín permanezca al frente de ProInversión. Ha hecho en pocos meses lo que sus antecesores no hicieron en años.

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