No contento con haber logrado la unificación de todas las etnias selváticas tras una sola causa, el gobierno ha conseguido ahora el milagro de resucitar y unificar al casi extinto gremialismo del transporte limeño. Como se recordará, hace muchas lunas el dirigente de transportes Hernán Chang -un asiático elegante, de voz de galán de telenovela y que fumaba con boquillas; parecía un villano de una película de James Bond- paralizaba Lima cada vez que quería, pues era el amo y señor, junto a David Quintanilla, del gremio de microbuseros.
Todo esto se acabó cuando el fujimorismo decidió matar varios pájaros de un tiro al liberalizar el mercado de combis: esa ampliación brutal de la oferta no sólo multiplicaría el servicio sino que atomizaría y debilitaría a este gremio tan estratégico en cualquier huelga nacional, amén de que sería una válvula de escape al desempleo generado por la reducción de personal estatal. Finalmente, es mucho más fácil que se mantengan bajas las tarifas con tanta competencia y atomización. Lo que no previó el fujimorismo es que el tráfico se pondría al borde del colapso con tanta oferta ni se ocupó de que los choferes manejen correctamente, aunque es cierto que ahora uno estira la mano y ya tiene movilidad disponible, barata y sentado. Antes había que esperar horas a los microbuses y viajar parado y asfixiado en una lata de sardinas, con el famoso grito de "al fondo hay sitio".
Esta situación parece haberse acabado ayer, pues ahora sí las combis se han dado cuenta de que la unión hace la fuerza. Y de hecho este es el tiro de gracia de los rumores de que Cornejo sería el próximo premier. No entiendo además la falta de reacción. Antes se sacaban camiones del Ejército, buses de la Marina y hasta se habilitaba el Ferrocarril Central para mover gente y debilitar este tipo de paros. Muy poco de eso se hizo al respecto ayer, y muy tarde.
De otro lado, en esta misma columna (ver "El ayatollah Cornejo", 20/05/09) advertimos que las multas eran desproporcionadas. Castigos tan leoninos tampoco son útiles ni realistas. El alcalde Barrantes fracasó con un esquema similar en 1986. Mucha de esta gente nunca va a tener esas cantidades para pagar y lo que se va a generar es una inmensa subida del monto de las coimas. Y tampoco puedes meter preso a un conductor particular por pasarse el ridículamente bajo 0.5% de alcoholemia, cuando se debería volver al 0.75% que cambió, irónicamente, Toledo. Una mujer entonces podría ser encarcelada por dos copas de vino debido a su metabolismo (distinto es el caso de un conductor público, que no debe beber una gota). Más bien Cornejo ha dejado de apoyar las revisiones técnicas y hasta ahora no saca el bono de chatarreo.
En ese sentido comprendo y hasta estoy tentado de aprobar la protesta de los transportistas, paro que confieso que me sorprendió por lo contundente. A los que sí se debe condenar es a esas bestias que ayer agredieron a colegas que sólo salieron a trabajar y a inocentes pasajeros. Nos estamos volviendo un país de matones prepotentes, donde la violencia ya es un recurso válido.
- Lo de Honduras no es blanco y negro. Miren esas masas que apoyan a Micheletti. A Zelaya no lo quieren nada allí. ¿Y qué tiene que meter sus narices en este asunto la payasa de Cristina Kirchner? ¡Qué bueno que la derecha gaucha los haya arrasado!
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