Esos dos afuera

Si bien coincidía con el difunto Enrique Chirinos Soto en que siempre es bueno algo de "gimnasia parlamentaria", la moción de censura de hoy me parece una lamentable pérdida de tiempo. La ministra Cabanillas es sencillamente insostenible en el gabinete. Su ineptitud inicial en un

operativo que dejó tantos muertos -y que tanto daño le hizo a la autoconfianza económica y la imagen del país sumada- y su cinismo posterior en echarle la culpa a medio mundo y en hacerse la tonta para salvarse son anclas gigantescas en su cuello. Ya esa señora que se quede calladita en su curul y se vaya a su casa el 2011. En el primer gobierno aprista arruinó la educación pública metiendo a 400 mil indocumentados como profesores y dándole el gusto al SUTEP en todo. Ahora ha dañado seriamente el modelo económico y la estima de los aparatos de seguridad. ¡Esa es peor que un terremoto cada vez que le dan poder!

En cuanto a Simon, ya demostró con creces que era demasiado tetelemeque para el puesto, como lo advertimos desde un principio. Allí se necesita un hombre con muchas más habilidades administrativas, carácter y cierta dosis de pendejada para que no se lo almuercen. Además, hay que reconstruir esta figura del premier, que Del Castillo y Simon degeneraron al pasar de ser el gerente del Estado y el orientador estratégico a convertirse en un amable componedor de conflictos. No vuelvan a colocar allí nunca más a alguien que albergue intenciones presidenciales, ya que actuará en función de sus cálculos políticos y no del bienestar del país. Censura o no, ambos tienen que irse de allí cuanto antes. Ya son un peligro público.

- Tiene toda la razón Alan García cuando escribe que estamos viviendo una suerte de segunda "Guerra Fría" latinoamericana con el chavismo. Hay que ser uno de esos dos comentaristas caviarazos matutinos de RPP (¿Manuel Delgado Parker se ha vuelto "progre"? Que equilibre la cancha) a lo "tonto útil", humalista escondido como Beto Adrianzén o rojo interesado en tirarse todo abajo tipo Nelson Manrique para no percatarse o minimizar el peligrosísimo fenómeno que amenaza con tirarse abajo tanto esfuerzo. Ojo que tampoco debe exagerarse y no ver las fallas propias en la lucha contra la pobreza, la reforma del Estado, la lenta ejecución de obras en la Sierra y Selva, la pésima política de comunicaciones y la falta de una firmeza eficiente en imponer la ley.

- La Reforma Agraria, el peor cataclismo que haya sufrido el país, cumplió 40 años. Se destrozó un sector productivo dinámico que nos autoabastecía de comida y nos posibilitaba figurar entre los principales exportadores mundiales de azúcar y algodón. De significar el 30% de los ingresos fiscales se pasó al 5% actual. El campo se volvió un gigantesco minifundio: el 80% posee menos de cinco hectáreas, excelente receta para perpetuar la pobreza. La ONG Kausa estima que nos costó US$6 mil millones. Se perdió el banco genético ovino, vacuno y algodonero. Eso se debió limitar a la sierra feudal. Los ancianos Guillermo Figallo (presidente del Tribunal Agrario) y Benjamín Samanez Concha (director general de Reforma Agraria) tienen el cuajo de sacar pecho por eso en La Revista Agraria en lugar de quedarse callados. ¿No tienen conciencia del daño que le hicieron al país y a mucha gente? En otro lado estarían llenos de juicios civiles y penales por haber colaborado en despojar de propiedades bajo una dictadura militar. ¡Por lo menos tiene que existir el Purgatorio! No se puede fregar, perjudicar, arruinar a tantas personas y quedar tan orondo.