martes, 9 de junio de 2009

Pizango y los misquitos

Las aguas siempre buscan su nivel. Así como vemos al fujicaviar Augusto Álvarez Rodrich de columnista de La República (¡su puesto exacto!), este cobarde instigador de violencia Alberto Pizango (que es el "capitán Araña, aquel que embarca a la gente y se queda en la playa") tenía que huir como un conejo -tras ladrar como un mastín- a uno de los países que son satélites de Hugo Chávez, aquel donde actualmente gobierna su lacayo Daniel Ortega en un pacto infame con el somocismo y la corrupción del ex presidente Alemán. Ortega tiene además las máculas de haber sido acusado de violar a su hijastra (lo salvó una prescripción) y de haber llamado "hermanos" a los criminales de las FARC. Por eso me alegré mucho cuando me enteré de que la Colombia de Uribe le ganó en la Corte de La Haya esa absurda reclamación que Nicaragua había hecho sobre las siempre colombianas islas de San Andrés, Santa Catalina y Providencia. ¡Pobre Nicaragua! Del vampiro de Somoza pasó a las desastrosas y corruptas garras del sandinismo (aunque hay que reconocerle que disminuyó drásticamente la tasa de analfabetismo) y el alemanismo. Los "nicas" han terminado siendo la mano de obra barata de Costa Rica, país al que emigran clandestinamente nadando a través del fronterizo río San Juan. 

Y recordemos que el actual embajador de Nicaragua aquí es Tomás Borge, un guerrillero comunista que integró el directorio sandinista y al que Ortega le ha dado esta legación porque tiene familia política peruana y para que tenga una chambita de qué vivir (aunque lo desairó feo en un reciente desfile en Managua). Mucha generosidad de Torre Tagle el haber dado su asentimiento a que nos manden a este caballero de embajador después de todas las agresiones que nuestro país ha sufrido de las guerrillas comunistas, además que más sabe de bombas que de diplomacia. Es más, Borge funge de columnista del pasquín humalista La Primera, donde a menudo se excede al opinar indebidamente sobre nuestra política interna. 

Pero lo más desternillante de todo es que el sandinismo tiene uno de los peores récords mundiales en cuanto al trato de etnias. Resulta que en la costa caribeña nicaragüense viven los misquitos, índigenas de habla inglesa que fueron perseguidos y atacados a comienzos de los 80 por oponerse a la Reforma Agraria contra sus tierras comunitarias que dictaminó la junta sandinista integrada por Ortega y Borge, la que encarceló a los integrantes de la organización misquita Misurata, que lideraba Steadman Fagoth, el equivalente a Pizango. 

Después vino la represión sangrienta vía bombardeos aéreos conocida como "La Navidad Roja", así como la mudanza a culatazos de 42 aldeas misquitas y la matanza de Laimus, donde los militares sandinistas ejecutaron a 35 misquitos. Cerca de 20 mil más huyeron a Honduras. El sandinismo trató sin éxito de ocultar sus excesos, acusándolos de "contras". La intercesión del obispo de Managua, Miguel Obando, y la presión internacional frenaron en gran medida estos abusos, que acabaron cuando Violeta Chamorro ganó las elecciones en 1990. 

¡Uf, cómo Borge y Ortega hubieran reaccionado frente a estos bloqueos en nuestra selva! ¡Se hubieran cargado sin asco a Pizango, a toda Bagua y a toda Aidesep! No puedo dejar de reírme de la ignorancia de este cobarde de Pizango, conejo que se ha refugiado en la casa de uno de los lobos de una etnia indígena. ¡Pizango donde Borge! ¡Jua,jua,jua!

No hay comentarios:

Publicar un comentario